Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2012

...

Como siempre, lo siento. ©Rut Fabregat

Abre fácil

El cartón de leche me desafía, erguido y estirado, con el orgullo y la altanería del que se cree vencedor de un combate desigual.

Reloj biólogico

Tic-tac. 30. Quiero viajar a Japón este verano. Tic-tac. 31. Acabo de cambiar de trabajo. Tic-tac. 32. He roto con Toni. Tic-tac. 33. Necesito tiempo para mí aunque no me cierro a conocer gente. Tic-tac. 34. El reloj cada vez suena más fuerte. Tic-tac. 35. Ya que no puedo pararlo, hago como si no lo oyera. Tic-tac. 36. Nada. Tic-tac. 37. Otra vez nada. Tic-tac. 38. Por fin. “¡Felicidades! Es niña”.

La importancia del amor

Veinte años de casados habían requerido mucha comprensión, mucho diálogo y mucha paciencia. Habían logrado tener cada uno su espacio y compartir unas horas al final del día para poner en común todo aquello que habían descubierto y aprendido. ADÁN: ¿Sabes a quién he visto hoy? EVA: ¡Ay, no sé por qué la sopa ya no me queda como antes! ADÁN: A ese que siempre decía que tú y yo estábamos hechos el uno para el otro. EVA: Debe de ser el agua, o quizás la vitrocerámica nueva. No sé. ADÁN: Y es verdad. ¿Qué haría yo sin ti? EVA: Suerte que a ti te gusta todo lo que cocino. ADÁN: Ya va siendo hora de irse a dormir. EVA: Me ha cogido sueño aquí sentada.

Claro

"I'm selfish, impatient and a little insecure. I make mistakes, I am out of control and at times hard to handle. But if you can't handle me at my worst, then you sure as hell don't deserve me at my best." MARILYN MONROE «Soy egoísta, impaciente y un poco insegura. Cometo errores, soy incontrolable y, en ocasiones, difícil de soportar. Pero si no eres capaz de aguantarme en mis peores momentos, entonces, ten jodidamente seguro que no me mereces en los mejores.»

Curioso don

Todo empezó un día cualquiera. Anita caminaba contenta por la calle, rumbo al parque, cuando se cruzó con un hombre gris y triste. A Anita le encantaban los colores vivos y alegres, por eso le llamó la atención esa extraña y sombría figura. Miró a esos fríos ojos y sin querer de sus labios brotaron tres palabras: “Buenos días, señor”. El hombre dejó sus pensamientos a un lado y volvió a la realidad. Su boca se abrió como una grieta en una pared, lentamente con dificultad, y sonrío. “Buenos días” dijo el hombre. Anita siguió su camino hacia al parque y cuando se giró para observarlo, pudo ver un hombre nuevo, de tímidos colores. ©Elena Llompart